Turismo y desarrollo.
By Alicia Uzcátegui
Al hablar de turismo nos podemos referir en primer lugar a las actividades que realizan las personas durante sus viajes, permanencia en lugares y espacios diferentes a su entorno regular o de residencia habitual, generalmente asociado al placer.
Por otra parte, constituye también una fuente económica que juega un papel importante en el desarrollo y sostenibilidad de muchos países, independientemente de su condición de mayor o menor industrialización.
Según las motivaciones que tienen las personas para movilizarse a sitios distintos, se pueden reconocer diversos tipos de turismo, a saber: entretenimiento, negocios, religioso, medicinal, deportivo, cultural, arqueológico, aventura, ecoturismo, esotérico, entre otros.
Es importante destacar que en muchos lugares el movimiento turístico ha llegado a suscitar ciertos temores. El origen de los mismos puede ser variado. Aspectos tales como: la moral, las costumbres, la infraestructura vial, entre otros, pueden y han generado choques entre los habitantes locales del país o zona receptora y los visitantes foráneos. Algunos han llegado a pensar que la explotación turística contribuye a minar la base de los valores más acendrados de la sociedad.
Temores que en algunos sectores particularmente interesados en el tema se fundamentan al verse amenazados por la irrupción masiva del turismo o bien en su estamento social o en algún lugar de su geografía, así como el caso puntual del encarecimiento del alquiler o compra de los bines inmuebles.
Ahora bien, la actividad turística no debería centrar o limitar sus éxitos en lo meramente económico. Consideramos que también es posible lograr buenos resultados en un aspecto más abstracto, indirecto y a largo plazo como el pedagógico. El ser humano, por naturaleza es curioso, gusta de explorar, conocer y experimentar. En ese conocimiento del otro se puede lograr menoscabar los miedos y recelos que sirven de germen a violentos actos nacionalistas o extremistas. De modo que, acercarnos a otras culturas a través del turismo puede constituir también una herramienta para la paz, por ello forma parte de la política exterior de las naciones dentro de la llamada diplomacia cultural.
Una formación integral en torno a la actividad turística se hace necesaria, no olvidemos que la identidad al igual que el turismo no se decreta ni surge por azar. Hay que tener muy claro cuáles son los límites, cuáles son las políticas que se piensan implementar a la hora de desarrollar la actividad turística, calificada por muchos como la industria sin chimenea. Desarrollarla con una vocación que trascienda el ámbito de lo material y la obtención de recursos económicos, reservar el ambiente natural y velar por la calidad de vida de los habitantes, es una tarea indispensable.
Está demostrado que para alcanzar la estabilidad institucional se requiere de desarrollo económico y para lograrlo hay que aunar esfuerzos y establecer compromisos con los distintos sectores con miras al desarrollo turístico, esto es: empresa privada, Estado en sus diferentes grados y ciudadanos.
El diseño y puesta en práctica de proyectos que impliquen un desarrollo sustentable y sostenible del potencial turístico y recreacional de un lugar necesariamente debe contener, además del proceso de desarrollo urbano-industrial, el diseño de programas de capacitación, sensibilización y valoración de la población. Fomentar la participación en todas las etapas con criterio de apertura, respeto a las tradiciones y costumbres.
El progreso en sí mismo, no es ni bueno ni malo, en realidad constituye un medio más en manos del hombre para la satisfacción de sus necesidades. La vocación de un pueblo no se decreta ni surge por azar, debemos trabajar por ella.