Salud triple A: Autoestima, Adolescencia y Alimentación; con la Lic. Maria Cariné Navas.
«Comer en familia, relajarnos y comunicarnos en la mesa, son claves para prevenir trastornos alimenticios en los adolescentes»
En épocas de confinamiento parece que, en algunos casos, lejos de vernos y encontrarnos más cerca de nuestros seres queridos, nos aislamos en círculos solitarios que pueden contribuir a que surjan hábitos poco saludables, que lleguen incluso a convertirse en trastornos alimenticios.
Sobre este particular tema conversamos con la nutricionista y dietista, egresada de la Universidad Central Venezuela, Maria Cariné Navas, así le damos contenido a nuestra edición número 51 enfocados en un grupo vulnerable, los adolescentes.
Desde el año 2008 la Organización Mundial de la Salud (OMS) incluyó a los trastornos alimenticios dentro de los trastornos mentales del comportamiento, lo cual hace que, frente a tal patología, el abordaje deba ser integral en compañía de profesionales de la nutrición, así como también psicólogos o psiquiatras, dependiendo de las características y necesidades puntuales del paciente.
El ser humano en la etapa adolescente se encuentra frente a muchos cambios, entre ellos un incremento de sus necesidades calóricas que puede influir o provocar una ingesta desordenada de alimentos. Cambios en los horarios de comida, desórdenes alimenticios, adopción de modas o tendencias de dietas “bizarras e inadecuadas, pueden desencadenar un alto riesgo de generar malos hábitos alimenticios en el adolescente que crean círculos viciosos y conducen a trastornos mentales”, afirma nuestra invitada.
Es variado el concurso de trastornos que pueden presentarse en este especial grupo etario: vigorexia, ortorexia, diabulimia, así como, la anorexia, la bulimia y el trastorno obsesivo compulsivo, son parte los problemas que el especialista puede diagnosticar y que requerirá del apoyo familiar para sobrellevar a buen término el tratamiento.
El adulto responsable de la crianza y acompañamiento del adolescente debe, sobretodo, dar el ejemplo, estar presente y promover horarios y rutinas para la comida que impliquen un espacio despejado, libre de discusiones y con variedad de alimentos.
Frente a la pregunta sobre ¿Qué podemos hacer para prevenir trastornos alimenticios en nuestros jóvenes? Maria Cariné con voz franca y gentil nos recuerda que la clave es la educación nutricional, promover buenos hábitos desde la infancia y que se repliquen en la etapa adolescente. Que tengamos un momento para la comida, sin calificarla ni utilizarla como forma de premio o castigo, “comida familiar en relax y con comunicación”.