¿PORQUÉ PODEMOS SENTIR DEPRESIÓN?
by Mariela Hernández
La depresión se presenta como un conjunto de síntomas de predominio afectivo, tristeza patológica, apatía, desesperanza. Decaimiento irritabilidad, sensación subjetiva de malestar e impotencia frente a las exigencias de la vida; aunque en mayor o menor grado, también están presentes síntomas de tipo cognitivo, volitivo y somático, por lo que podría hablarse de una afectación global psíquica y física, haciendo énfasis en el aspecto afectivo de la persona.
Las personas responsables, con baja autoestima, exigentes, perfeccionistas, con un elevado sentido del deber y de respeto, minuciosos, baja tolerancia al fracaso y con planteamientos vitales muy rígidos tienen un mayor riesgo de sufrir depresión.
Dan mucha importancia al control por lo que les gusta saber lo que ocurre en cada momento. Adoran la rutina, detestan la improvisación o las sorpresas y sufren si sienten que no controla algún aspecto de sus vidas.
La depresión se puede iniciar a cualquier edad, aunque su mayor prevalencia se produce entre los 15 y 45 años.
La sintomatología del trastorno puede ser distinta con la edad: los jóvenes muestran síntomas fundamentalmente comportamentales, mientras que los adultos mayores tienen con mayor frecuencia síntomas somáticos.
CAUSAS.
Las causas de la depresión son variadas, pero la bioquímica puede ayudar a explicar algunos casos. Las personas deprimidas muestran niveles muy altos de cortisol ( una hormona) y de varios agentes químicos que actúan en el cerebro, como los neurotransmisores, serotonina, dopamina y noradrenalina.
Estos niveles pueden estar elevados por motivos hereditarios. Explicaciones dadas al origen familiar de la depresión son que los niños reciban una visión triste del mundo por el comportamiento de sus padres, o crecer en un ambiente que no es totalmente enriquecedor.
Respecto a la depresión que no está causada por motivos familiares, las pérdidas emocionales muy profundas pueden causar cambios bioquímicos que impulsen la depresión.
Otros factores pueden ser la pérdida de un trabajo, o la falta de capacidad de adaptación a determinados cambios.
A pesar de que no se sabe exactamente que provoca la depresión existen diversos factores como los desequilibrios de los neurotransmisores del cerebro.
La depresión es un proceso multifactorial y complejo cuya probabilidad de desarrollo depende de un amplio grupo de factores de riesgo, sin que hasta el momento haya sido posible establecer su totalidad ni las múltiples interacciones existentes entre ellos.
La prevalencia e incidencia de los trastornos depresivos es mayor en mujeres que en hombres, comenzando en la adolescencia y manteniéndose en la edad adulta.
Las enfermedades crónicas, tanto físicas como mentales, y la posible asociación con el consumo de alcohol y tabaco.
Se ha observado que pacientes, fundamentalmente varones, con antecedentes de ataques de pánico, tienen mayor riesgo de desarrollar depresión mayor.
Uno de los acercamientos más frecuentes en la investigación de los genes implicados en el desarrollo de la depresión es el análisis del papel de las monoaminas.
La presencia de enfermedad cardíaca y diversas patologías endocrinas, como la diabetes, el hipo o hipertiroidismo, el síndrome de Cushing, parecen aumentar el riesgo de depresión.
Los familiares de primer grado de pacientes con trastorno depresivo mayor tienen el doble de probabilidades de presentar depresión
SÍNTOMAS.
La depresión se caracteriza por períodos prolongados, superiores a dos semanas de ánimo bajo y apatía, pero presenta una amplia variedad de síntomas que se describen en:
Afectivos: tristeza, ansiedad, irritabilidad, incapacidad para disfrutar, pensamientos suicidas, desesperanza o culpa.
Cognitivos: indecisión, olvidos o pérdida de concentración.
Somáticos: fatiga, cambios en el apetito o peso, insomnio, hipersomnia, disfunción sexsual, cefalea, problemas de estómago, dolor torácico, agitación.
DIAGNÓSTICO.
La indagación en la historia del paciente es un arma fundamental para que el profesional pueda diagnosticar un caso de depresión. Se debe incluir una historia médica completa, donde se vea cuando empezaron los síntomas, su duración y también hay que hacer preguntas sobre el uso de drogas, alcohol o si el paciente ha pensado en el suicidio o la muerte.
Una evaluación diagnóstica debe incluir un examen del estado mental para determinar si los patrones de habla, pensamiento o memoria se han afectado. Para diagnosticar un trastorno depresivo, se deben de dar en el período de dos semanas algunos de los síntomas antes tratados.
Uno de ellos debe ser el cambio en el estado de ánimo, pérdida de interés o de la capacidad para el placer.
PREVENCIÓN.
Aparte del tratamiento farmacológico o psicoterapéutico es importante, una vez que haya hecho efecto y que el paciente sienta que ha mejorado su condición, seguir algunos consejos:
Tener pensamientos positivos.
Cuidar la salud física.
Aceptarse a uno mismo.
Expresar las emociones.
Seguir en todo momento el tratamiento impuesto.
Comer una dieta equilibrada.
Hacer ejercicio físico.
EL RINCONCITO DE MARIELA los anima a mantener un estado anímico propicio para evitar caer en estados depresivos, en algunos casos, muy delicados. Buscar ayuda oportuna.