Líbranos Señor de pestilencias, de enfermedades virales y contagiosas. Protege con tu mano poderosa a los niños y a los ancianos. También a los que en este momento se encuentran en un cuarto de hospital. Te pedimos Señor por lo que no tienen techo, ropa, ni alimentos. También te regamos por los presos de libertad. Que tu presencia consuele sus corazones.

 Oh Padre, líbranos del pánico y del temor. Tuyo es el mundo y su plenitud, tuyos son los seres vivientes, y todo lo que respira. Que toda amenaza de destrucción masiva sea desmenuzada por tu brazo fuerte. Que toda intención de matar, destruir, aniquilar sea anulada por el poder de la cruz. Levántate Señor y destruye a tus enemigos, aquellos que siembran caos y desorden entre los pueblos.

Moviliza Padre a tu pueblo, que es la iglesia, para atender el llamado de la gran comisión. Que se rompan las barreras denominacionales; el egoísmo, la competencia ministerial, la soberbia espiritual, y el protagonismo en tu pueblo. Que nos unamos en un mismo sentir, con una misma visión. Pero sobre todo Señor, que podamos entender el momento profético en que vive el mundo. Y nuestra responsabilidad de llevar el evangelio de la paz a las naciones.

Oramos por las distintas organizaciones eclesiásticas que hacen vida en Venezuela y el América Latina; pentecostales, bautistas, anglicanos, menonitas, presbiterianos, luteranos, obispales, apostólicos, adventistas, e iglesias libres. También te pedimos por los hermanos católicos, para que juntos trabajemos juntos por una mejor sociedad, y que podamos hacer una sola fuerza para enfrentar el aborto, la eutanasia, y otras filosofías que violentan el orden natural y divino. También oramos para que cumplamos el sueño de Jesús manifestado en Juan 17:21 “para que todos sean uno, como tú oh, Padre estás en mí, y yo en ti. Que ellos también estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado». 

También elevamos plegarias por un diálogo amistoso con líderes de otras religiones, en función de encontrar caminos de paz para los pueblos de América Latina, y el mundo.

Oramos para que tu iglesia como un solo hombre, podamos encender una luz sobre Venezuela y América Latina. La luz de la paz, la luz de la reconciliación, la luz de la fe y la esperanza. Derrama Señor de tu Espíritu Santo sobre tus siervos y siervas, y que esa unción pudra el yugo, aquiete la tempestad y libere a los cautivos.

  Desintegra Señor con tu poder las obras de las tinieblas, y anulamos en el nombre de Jesucristo conjuros y pactos que se hayan hecho en los lechos de ríos y en las montañas, con el fin de atraer pestilencias, hambre, ruina y enfermedad.

Te pedimos Señor por los países de América Latina; Argentina, Bolivia, Brasil, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Puerto Rico, República Dominicana ,Uruguay, Venezuela. También rogamos por las Islas Granadinas, Curazao, Aruba y Bonaire. Te pedimos Padre que las familias de esas naciones sean libradas de peste y mortandad. Que la provisión de Dios sea manifestada en abundancia de alimentos y medicinas.

Te rogamos especialmente por Colombia y Chile. Trae paz y bonanza sobre esos pueblos. Habla Señor de paz a través de tus santos, para que no entren en pánico y locura. Hazles entender que tus cuidas a los tuyos con brazos fuertes de amor y ternura. Consuela, redarguye, protege y muestra tu misericordia.

Toca el corazón de gobiernos, empresarios y hombres de negocios en el mundo para que inviertan en los pueblos de América Latina. Trayendo ciencia, tecnología, y proyectos de emprendimiento. Pero también pedimos que haya una transferencia de alimentos y medicinas para los pueblos más pobres de la región. Acuérdate, Señor de Venezuela, Cuba y Haití. Allí hay familias que necesitan de tu compasión y de tu misericordia.

En el nombre de Jesucristo, oramos para que en los pueblos de América Latina, sean rotas las cadenas de opresión, de violencia, el comercio y explotación de personas. Que la luz del evangelio brille sobre todas estas naciones, y que podamos ser una referencia de fe y esperanza para el mundo.

Desatamos en tu nombre el poder del acuerdo entre gobierno y empresarios, entre patronos y empleados, entre gremios, sindicatos y trabajadores. Siempre pensando en el bien común, y en la dignificación del ser humano; fiel reflejo de tu imagen.

Trae Señor tu paz sobre los corazones angustiados, bonanza sobre los que están turbados, y que tu sosiego calme a las almas desesperanzadas. Todo esto te lo pedimos en el glorioso nombre de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, quien es digno de toda gloria, honra y alabanza, por los siglos de los siglos. Amen y amen

Por Eden B. Petit

Evangelista