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LEYENDA DE LOS LLANOS VENEZOLANOS: LA BOLA DE FUEGO Y EL CARRETÓN DEL DIABLO.

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by Mariela Hernández

Comenzamos nuestro artículo hablando sobre la Leyenda de LA BOLA DE FUEGO; cuentan que es una luz parecida a una fogata que se desplaza por la sabana dando vueltas como una rueda, cuando está cerca se ven los ojos y boca, su cuerpo es un esqueleto, para alejarla hay que decirles groserías o se te viene encima y te quema también, la puedes alejar acostándose boca abajo, nunca se debe rezar ante ella, la atraes.

Dicen que aparece con más frecuencia una semana antes de la semana santa y durante los meses de verano.

Hay muchas versiones del origen de esta leyenda, unos dicen que son espíritus errantes atormentados; otros un obispo que pecó y su alma está en pena, pero la historia más repetida en los llanos orientales es la de Candelaria, una hermosa mujer con larga cabellera negra y ojos azules como el cielo, se casó con un llanero llamado Esteban y tuvieron dos hijos, al primero lo llamaron Sigilfredo y al segundo le dieron el nombre de su padre Esteban.

El esposo de Candelaria era parrandero, coplero y mujeriego, un día Don Esteban quería asistir a una fiesta sabanera, pero no quería llevar a su mujer, esta situación creó tanto malestar en ella que decidió que el tampoco iría a esa fiesta, tomó el hacha que usaban para cortar leña y lo mató delante de sus dos hijos, luego obligó a los niños a que la ayudaran a enterrar a su padre.

Al quedar viuda nunca le faltaron pretendientes, pero ella jamás le prestó atención a ninguno; pasaron los años y su hijo mayor llegó a la edad de 14 años y se convirtió en un joven hermoso, de ojos azules igual que ella, se volvieron inseparables a tal punto de dormir en la misma cama, con el tiempo Candelaria convirtió a su propio hijo en su amante.

Candelaria quería hacer lo mismo con su hijo menor Esteban y a pesar de su ignorancia él sabía que no podía ceder a los deseos bajos de su madre, la mujer pensó en asesinarlo tal como lo hizo con su esposo.

Con el pasar de los años Candelaria murió y cuando fue a rendirle cuentas al Señor, este la castigó por sus pecados convirtiéndola en una Bola de Fuego, que vaga por las sabanas.

Para los menos creyentes de estas historias atribuyen estas apariciones al reflejo del sol en las secas sabanas durante el ardiente sol, lo que sí que estas historias las puedes oir de tus abuelos y padres, son catalogadas leyendas, algunos aseveran haberla visto, otros no, realidad o ficción son parte de nuestra historia popular, lo importante es no dejarlas perder y transmitirlas de generación en generación.

LEYENDA DEL CARRETÓN DEL DIABLO.

Es tan típica de los pueblos tuyeros como en otras zonas venezolanas, donde personas dicen escuchar el estruendoso ruido del picar de los caballos, junto a las ruedas de la carreta.

¿Qué es el Carretón del Diablo? Es una vieja carreta, arrastrada por caballos y que se escuchaba en la antigua Caracas que no tenía luz eléctrica. Muchos trasnochadores la vieron, algunos murieron, otros se volvieron locos.

Se fija su antigüedad en el Siglo XVIII, en la oscura ciudad que fue Caracas, la que supo del alumbrado de los faroles que por su escaso número dejaban en la penumbra a la mayoría de las calles de entonces, exigiendo por ello a los vecinos que colocaran sus lamparillas en las puertas o ventanas de su residencia.

Y hacia la madrugada de los viernes, la gente asustadiza estaba pendiente del más pequeño indicio que pudiera ser considerado precursor de la aparición del carretón, que según se decía, acostumbraba a anunciarse primero por las calles del centro y con un ruido suave que iba poco a poco aumentando, hasta llegar a formar un espantoso estrépito, como si muchas bestias golpearan con sus cascos, en una carrera desenfrenada, el empedrado de las calles produciendo aquel ruido ensordecedor, que a todos aterraba.

Podría decirse, que el carretón fantasma recorrí toda la ciudad de entonces, desafortunado sería el transeúnte trasnochador, o que por alguna circunstancia tuviera que trajinar por las calles exponiéndose a la terrible visión, porque caería fulminado por el rayo que desprendían las ruedas del carretón al chocar contra las piedras, y si acaso sobrevivía, habría de quedar ciego para el resto de su vida.

No volvería a ver el carretón, pero en cambio lo recordaría horrorizado, describiéndolo como un Arcón.

En próximos artículos comentaré otras leyendas, de Venezuela y el Mundo.

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