‘Game of Thrones’ y el retrato más íntimo de sus personajes en «A Knight of the Seven Kingdoms» + 5 momentos épicos
by josé Ortiz
Al recordar los momentos más icónicos que nos ha brindado ‘Game of Thrones’, solemos pensar en violentas batallas, emblemáticos juicios o episodios con una importante carga dramática. Sin embargo, «A Knight of the Seven Kingdoms» será recordado en la historia de la televisión como una de las más importantes entregas gracias al retrato íntimo y nostálgico de cada uno de sus personajes.
«A Knight of the Seven Kingdoms» es una carta de despedida.
Un adiós dedicado tanto a los personajes como a nosotros, los espectadores, quienes hemos acompañado el tránsito de estos magníficos integrantes que conforman el juego de tronos.
De hecho, si se pudiese comparar esta entrega con una pintura renacentista, indudablemente sería La última cena de Leonardo da Vinci, llena de misterios, conjeturas y momentos tan emblemáticos como lo ha sido la serie en sí misma.
Es la primera vez -y quizás la última- en la historia de Game of Thrones, que se nos presenta un acercamiento tan acertado hacia las emociones que preceden al campo de batalla.
Si bien a lo largo de las temporadas se nos introdujo ligeramente en las estrategias previas al enfrentamiento bélico, los sentimientos de sus líderes; el segundo episodio de la 8va temporada se ha consolidado como el retrato más complejo y pertinente a los pensamientos de cada personaje.
De inicio a fin, esta segunda entrega se aleja radicalmente del tono humorístico que presentó en el episodio anterior, pero no por ello está cargado de una tensión implacable. La visión tenue, lúgubre y nostálgica permitió el desarrollo de una atmósfera intimista y fluida por la cual los personajes se resignaban de una forma u otra a la idea de morir.
No es un secreto para ninguno de los miembros de Winterfell que no cuentan con los soldados suficientes. Ni los salvajes bajo el mando de Jon Snow, ni los inmaculados de Daenerys Targaryen se sienten capaces de salir victoriosos de una batalla tan inminente y, literalmente, mortífera como la que están a punto de librar.
Un punto importante se nos es señalado cuando Sir Davos les sirve la comida a los habitantes del Norte, quienes ahora se convertirán en integrantes del ejército que luchará contra los caminantes blancos. Uno de los campesinos le señala al noble que él no es un soldado, a lo que este le recuerda que en un momento tan crucial, todos lo son.
Inmediatamente después, una niña cuya edad debe oscilar entre los 5-7 años pregunta decidida a dónde debe dirigirse, pues está dispuesta a pelear.
La pureza, la moral y la determinación no fueron características vagas en este pequeño personaje, pues esas tres virtudes son las que definen enteramente el sentir tanto de los Stark, como del resto de los norteños.
Cuando Tyrion le comenta a su hermano Jaime que desearía que su padre estuviese allí para verlos, es inevitable llegar a pensar que la Mano de la reina se ha vuelto loco. Pero cuando se corrige y explica que se refiere a cómo le gustaría ver el orgullo de Tywin Lannister destruido al observar cómo dos de sus hijos defienden el Norte, queda claro que solo se trataba de un pequeño delirio con fines humorísticos.
Otro comentario similar surge en esta dupla, también expresado por Tyrion, quien reiteró cómo le satisface el hecho de que serán los caminantes blancos, y no Cersei, los responsables de su muerte.
Por otro lado, Gusano Gris, al percatarse de la infelicidad de Missandei, le promete que cuando todo acabe, ambos irán a la isla de Naath -país donde nació ella- y verán las playas de nuevo. Esta escena, al igual que muchas otras ocurridas a lo largo del episodio, nos recuerda lo vulnerables que se han convertido todos los personajes de la serie, cuyo destino ya se encuentra forjado con el acero valyrio que se enfrentará al Ejército de los Muertos.
La muerte definitiva es el olvido
Bran Stark, o ahora “El cuervo de tres ojos” hace que Samwell Tarly llegue a una conclusión definitiva: el verdadero significado de la muerte no es otra cosa sino el olvido.
Por otra parte, es precisamente el desprendimiento de su antigua identidad la que le permite relacionarse nuevamente con Jaime, de una forma distante, pero acertada.
Jaime Lannister es probablemente el personaje a quien más le dedicamos sentimientos encontrados. Y es que el Matarreyes no se caracterizó, al menos durante las primeras temporadas, por mostrarnos un ser moral, noble y justo.
A pesar de saber que no sería bienvenido, Sir Jaime se atreve a dirigirse a Winterfell con la finalidad de cumplir una promesa que se rehúsa a romper: pelear por los vivos. Esto dice mucho del criterio que ha desarrollado este personaje, con respecto a temporadas anteriores, donde apenas comenzaba a mostrar un preludio de lo que definiría este nueva filosofía forjada por el sentido del deber.
Si alguien cuenta con motivos de sobra para sentir repulsión hacia este personaje, esa es Daenerys Targaryen, hija de Aerys Targaryen, mejor conocido como “El rey loco”, a quien Jaime asesinó atravesándole una espada en la espalda, ganándose así el apodo de “Matarreyes”.
A diferencia del 1×08, donde se nos muestra la incompatibilidad de dos fuerzas tan influyentes como lo son Sansa y Daenerys; en este episodio nos percatamos de un ligero acuerdo, no por solidaridad, sino por odio, por parte de ambas al momento de querer desplazar al enemigo.
nada mas emocionante que ver esta serie emblemática de HBO la cual esta inspirada en la era medieval y su sincretismo lo que hace de esta serie mágica, dinámica, dramática, de acción y sobre todo muy adictiva
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