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El pabellón Criollo símbolo de identidad Venezolana

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bY Dany Rodríguez

El pabellón criollo ó pabellón venezolano es uno de los platos más representativo de nuestra cocina. Lleno de colores y sabores variados, posiblemente evoca la unión de las etnias que integran nuestro pueblo, lleva el aroma único y cálido de esta tierra.

El pabellón es un plato que nos ha acompañado a lo largo de nuestra historia, ha crecido con nosotros, con pequeñas variaciones en las diferentes regiones de Venezuela, pero manteniendo siempre la esencia única y pura del plato nacional por excelencia, es representativo de la dieta criolla urbana principalmente, es difícil precisar el origen del plato, pero ya a finales del siglo XIX era reconocido en Caracas.

Se compone de Arroz Blanco, Carne Mechada, Caraotas Negras y Tajadas de Plátano Frito, dispuestos todos de forma ornamental destacando al máximo su color, aroma y sabor. En este plato se crea un equilibrio entre todos sus componentes, tanto en color como en sabor, cada uno es parte importante de la culinaria venezolana.

Desde la colonización, el arroz, así como las caraotas, han sido parte de la comida diaria del venezolano. Las caraotas se servían como acompañante de desayunos, almuerzos y cenas, al igual que la arepa acompañaba mañana, tarde y noche nuestras comidas, hoy apenas es parte eventual de desayunos y cenas, sin por eso dejar de ser importante en nuestra cultura culinaria.

El arroz también se servía diariamente, preparado ligeramente aromatizado de ají dulce, ajo y cebolla, suelto y blanco, muy blanco, de esta misma forma se sirve en el pabellón. Las Caraotas deben ser negrísimas, hay quienes las impregnan con especies como clavitos de olor, comino y un sofrito de ajo, cebolla, ají dulce, sal al gusto….para su preparación se dejan cocinar en agua hirviendo, que puede acompañarse con cochino ahumado o paticas de cochino troceadas, (esto solo para dar sabor, pues no se presentan en el plato) hasta que se vuelvan blandas y tiernas, luego se aliñan y se deja que el caldo tome una consistencia algo espesa. Las caraotas se pueden comer con caldo para un mayor sabor, o si se prefieren fritas, se pueden escurrir y freír en manteca o aceite muy caliente. También si se prefiere se pueden comer con un punto de dulzura, aportado por papelón raspado, o azúcar.

Por otra parte la carne mechada, (carne de falda de res), se hierve con cebollas y sal hasta que alcance un punto de ablandamiento donde se deje mechar fácilmente. Luego se mecha a mano, en trozos finos. Posteriormente en aceite muy caliente, preferiblemente coloreado con “onoto”, en el cual se han salteado ajos machacados, cebollas, ají dulce picado, saltear la carne y agregar tomate troceado sin piel ni semillas, sal y pimienta al gusto, es importante cocinar a fuego lento hasta que quede suavemente jugosa. La carne se torna rojiza y aromática.

Por último se taja el plátano y se fríe. Se distribuyen los componentes en el plato de forma decorativa y alrededor se colocan las tajadas. El despliegue de colores será indudablemente llamativo, lo blanco del arroz, lo negro de las caraotas, la carne rojiza y los plátanos amarillo dorados, algunas veces haciendo de barandas, otras veces parte integral del plato, el conjunto será tan impactante como una atardecer en los Médanos Coro en Falcón, como un amanecer en las majestuosas montañas de Los Andes ó como una vista sencilla a los imponentes tepuyes de nuestra fantástica amazonas… el sabor será inigualable, la calidez de nuestra tierra se hace sentir a través de nuestra cocina, y al probar nuestro plato nacional podrá sentir a Venezuela a través del paladar…

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